Meditación en el mes de María sobre Lc 11, 27-28


Leemos en el Evangelio de San Lucas (Lc. 11,27-28). Sucedió, pues, que mientras Jesús hablaba a la muchedumbre, una mujer de entre la gente le dijo gritando: "Dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te criaron". Jesús repuso: Dichosos más bien los que escuchan la Palabra de Dios y la ponen en práctica".

Jesús, al decir: "Dichosos más bien los que escuchan la Palabra de Dios y la ponen en práctica" nos enseña la grandeza de su Inmaculada Madre. Nadie pues, como la Virgen María acogió la Palabra de Dios meditándola en su Corazón y poniéndola en práctica.
Y así, una de las cosas en que Dios tiene más declarado la grandeza de su bondad y sabiduría de su omnipotencia es en la santidad y perfección de esta Virgen. Por la cual, si tuviésemos ojos para saber mirar y penetrar la alteza de sus virtudes, en ninguna cosa de cuantas hay creadas se nos presentaría tan claro el obrar y la sabiduría de Dios como en ésta. De manera que ni el sol, ni la luna, ni las estrellas, ni la tierra con todas sus flores, ni el mar con todos sus peces, ni aún el cielo con todos sus ángeles, nos declararían tanto las perfecciones y hermosura del Creador como la alteza y perfección de esta Virgen. Por que si el Profeta  dice que es Dios admirable en sus santos (Sal 67, 36), ¿cuánto más lo será en aquélla que es madre del Santo de los santos, en la cual sola están juntas todas las prerrogativas de todos los santos?
En efecto, María Santísima, llena de fe y concibiendo a Cristo en su mente antes que en su seno, mereció oír de Isabel, inspirada por el Espíritu Santo estas palabras. "Bendita tú entre todas las mujeres y bendito el fruto de tu vientre Dichosa Tú, que creíste, porque se cumplirá todo lo que te dijo el Señor!".
Solo Ella mereció encarnar en su purísimo seno a la Palabra Eterna del Padre por obra y gracia del Espíritu Santo.
La existencia entera de María Santísima es una plena comunión con su Hijo. Ella fue siempre la fiel acompañante del Señor en todos sus caminos. Procuremos imitar a María Santísima siendo dóciles a las inspiraciones del Espíritu Santo, que en nuestros días nos impulsa a trabajar en el estudio científico y técnico para alcanzar una formación de excelencia y ofrecerla como nuestro aporte para el bien de los hermanos. (13/11/17)